Discurso en Miami, Florida por Manuel Antonio Noriega — 10 de julio, 1992
El siguiente discurso fue preparado por el general Manuel Antonio Noriega de Panamá en español, para su entrega en su audiencia de sentencia ante el juez William Hoeveler en el tribunal federal de distrito de Miami, Florida, el 10 de julio, 1992. Es un documento histórico, que proporciona información sobre un período importante de las relaciones entre Estados Unidos y Panamá. Ha sido completamente censurado por los medios de comunicación de EE. UU., lo que nos ha dado un incentivo adicional para presentarlo en su totalidad.
En las próximas semanas, el reportero de Executive Intelligence Review en Panamá, Carlos Wesley, explicará la historia más completa detrás de muchos de los puntos tocados por Noriega, cuya importancia no siempre es obvia para el lector en general. Noriega plantea muchas cuestiones que son políticamente difíciles para la administración Bush, lo que puede explicar por qué este discurso no ha aparecido fuera de las páginas de la Executive Intelligence Review.
Discurso en Miami, Florida por Manuel Antonio Noriega — 10 de julio, 1992
Gracias, señor juez, por permitir mi exposición, que es un átomo de lo mucho que tendría que exponer.
Antes de iniciar, quiero alabar al dios del universo que es el juez justo, por permitirme estar aquí en estas circunstancias.
Quiero alabar al dios del universo por la oportunidad que le dio a los fiscales de acusarme, en base a un pliego de cargos que ellos nunca creyeron.
Quiero alabar a dios en el nombre de Jesús por Ud., señor juez, por este día y por estas circunstancias. Que dios lo bendiga Ud., que dios bendiga a los fiscales, que dios bendiga a los señores del jurado quienes no ven televisión, ni leen periódicos y por eso desconocerán de estas palabras que dios bendiga sus conciencias y sus almas.
Hoy, considero esta intervención como una conversación entre Ud. y yo: no haré un discurso, ni una explicación, ni una defensa; sino exposiciones limitadas de cosas y hechos que dan el matiz, el olor de este caso que está más allá de la duda razonable.
Dijo Sócrates una vez a sus discípulos en Atenas: “ante la duda, abstente”. Y decía el gran filósofo de las leyes, solón: “es preferible dejar libre a un culpable que condenar a un hombre inocente.” y dice uno de los libros más sabios de china el tao te king, de lao tse: “condenar a un inocente más allá de una duda razonable causa, en las personas que provocaron el acto, cargos anímicos, filosóficamente llamados karmas.
Es fácil descubrir males cuando son cometidos por criminales; se espera de ellos, y anticipamos sus conductas. Pero cuando hombres buenos son usados para propósitos malos, nadie está dispuesto a creerlo.
No necesito mirar más allá que su examen reciente del jurado para mi prueba. No hay vía para reconciliar las declaraciones hechas por el jurado a la prensa y lo que le dijeron a esta corte. No tengo ninguna duda que el jurado realmente le dijo a la prensa que ocurrió una sesión de oración en el hotel Everglades. Pero en la corte, ellos negaron que tal sesión de rezo ocurrió. Ud., señor juez, estoy seguro que no cree que la prensa fabricó este incidente. Pero usted le creyó a los jurados, porque usted es incapaz de creer que el jurado le mintiera. Sin embargo, Ud. Sabe que, por lo menos, un miembro del jurado le había mentido antes. Igualmente, usted siempre les creyó que nunca oyeron noticias, ni comentaron el caso, ni vieron televisión, ¿es posible que ese jurado haya tenido que mentirle a usted por haber sido forzados por el brazo oculto o muralla china que siempre se hizo presente en los momentos decisivos?
Mi enjuiciamiento fue orquestado por aquellos que me temen, hombres que buscaban desacreditarme a través de la acusación o matarme a través de una invasión; como no pudieron matarme anteriormente, ni con el grupo de comando que dirigió el capitán Klein, de Israel, que entrenaron en el caribe, y que luego vendieron sus armas al mexicano gacha ni con dos asonadas militares, ni con la invasión, cuando a los soldados americanos en cantidad de 15.000 me buscaban, y se ofrecía 1 millón de dólares por mi persona, vivo o muerto; como no pudieron matarme ayer, me traen hoy aquí para que usted les haga el favor de matarme en vida, para que sea una mano justa la que apretara el gatillo. ¡Bendito sea dios!
Se dice que aquellos que no aprenden las lecciones de la historia están condenados a repetirla. Pero lo malo es que nadie quiere aprender las lecciones de la historia; y yo fui uno de ellos. (mea culpa). Por miles de años las naciones poderosas han creado provocaciones para iniciar guerras o perseguir líderes, que son obstáculos en sus propósitos. Yo me olvidé de eso y caí en la provocación del hostigamiento norteamericano, en mi propio territorio. Y una vez que se caen en la provocación, viene el frenesí noticioso en nombre de la justicia americana.
Es así como ustedes, los americanos, clamaron justicia después de haber oído el cuento de sus barcos de guerra atacados en el golfo de Tonkín.
Es así como ustedes, los americanos, clamaron justicia contra España, cuando se hundió su buque de guerra “Maine” en la bahía de la Habana.
Y así ustedes, los americanos, clamaron justicia más reciente, después de haber oído el cuento de los soldados iraquíes asesinando criaturas en Kuwait. Solo después de todos estos acontecimientos se dieron cuenta de la manipulación de los hechos por sus líderes, con el propósito de obtener goles políticos.
Y en Panamá, fue igual; no hubo nunca antes de la invasión, peligro al canal o a sus ciudadanos americanos.
Juez Hoeveler, Panamá no fue invadido porque su canal fue amenazado. Panamá no fue invadido porque la vida de los ciudadanos americanos estaba en peligro. ¡Panamá fue invadido porque yo era un obstáculo y perjudicaba los recuerdos históricos de su presidente, George Bush, que me prefería muerto!
El propósito real de este procedimiento no es para sentenciarme, sino para legitimizar el poder de esta administración; para usar cualquier medida con el propósito de obtener goles políticos aunque incluyan muertes a personas inocentes.
Desafortunadamente, usted ha sido usado por su gobierno; al negarse a aceptar el cuestionamiento de los hechos políticos de su gobierno, lo hacen un aliado a esa política.
Usted aceptó los argumentos de su gobierno, que su guerra en Panamá era necesaria para proteger vidas americanas. Usted aceptó ese argumento porque no puede concebir el acto de que su ejército hubiera causado muerte de personas inocentes, simplemente para desacreditarme y por razones políticas de esta administración.
Pero, señor juez, es el mismo patrón de conducta de algunas administraciones de su país, cuando querían quedarse con algún territorio extranjero que les interese. Este fue el mismo patrón de conducta utilizado en 1903, para quedarse con Panamá. Primero, provocaron una guerra civil de liberales y conservadores llamada la guerra de los 1000 días; segundo, impusieron un gobierno sirviente a sus intereses; tercero, fusilaron al líder indígena victoriano Lorenzo.
Hoy, en 1989, sucedió lo mismo. Primero, provocaron con hostigamientos desde 1986, en el territorio nacional, culminando con una invasión. Segundo, impusieron un gobierno sirviente a su imagen y semejanza y le dieron posesión en una barraca de una base militar estadounidense; tercero, eliminaron un líder y una causa.
Pero usted, señor, aquí durante seis meses escucho hablar de Panamá. ¡Usted no conoce Panamá! Pero la forma como los fiscales hablaban de ella y de sus autoridades, era con la misma imposición y exigencia como se habla de los deberes de una la colonia americana, como Guam o las islas vírgenes.
Sabe usted, señor juez, que Panamá existía como un agrupamiento indígena descubierto por rodrigo de bastidas en 1501 y tocada en sus costas por colon, en su cuarto viaje. Panamá tiene un perfil histórico propio; tiene un antecedente militar; aquí se hizo ver como que yo había hecho un ejército o una tropa armada por primera vez. Sin embargo, el ejército del istmo de Panamá peleó en las luchas de independencia de España junto a Bolívar y Sucre, en las batallas de Junín y Ayacucho. Es decir, Panamá no es una colonia de los estados unidos nunca fue, ni nunca será una estrella más de la bandera de los Estados Unidos de América, y sus funcionarios no pueden regirse por órdenes de sus amos, los jefes de una colonia.
La importancia de mencionar lo anterior, es con el propósito de que usted, señor juez, vea la impresión que ese jurado se llevó al creer que la violación a las leyes americanas y la supuesta culpabilidad mía, era porque no se había cumplido con las autoridades norteamericanas, como ellos lo exigían.
El jurado no pudo saber cabalmente que Panamá tenía sus leyes propias, sus sistema de vida, su propia cultura, sus costumbres, su historia y sus propios intereses políticos y económicos.
Panamá entra dentro de la esfera de los intereses de los Estados Unidos por su situación geográfica de la ruta más corta para ir del atlántico al pacífico y por la construcción del canal. El tratado de 1903 fue impuesto y no fue firmado por ningún panameño sino por Buneau Varilla, un francés sobornado.
Toda esta historia culmina con el tratado Torrijos-Carter, el cual fue liderizado por el general Omar Torrijos, con muchos civiles y muchos militares de asesores.
Y Torrijos para poder lograr este gran final, pasó primero por amenazas de indictment sobre drogas; él y su ministro de relaciones exteriores. Yo fui al despacho del señor Bessinger en Washington y discutimos sobre estos hechos. Al final el hermano de Torrijos quedó encausado por un gran jurado en Nueva York, siendo años después desestimados los cargos.
Sin embargo, Bessinger, con cinismo, mintió al jurado y nunca habló de estas conversaciones, ni de otras relacionadas con el propósito de las acusaciones de Washington.
Después, en circunstancias “misteriosas”, muere el general Torrijos en un accidente de vuelo interno en Panamá. El hermano de Torrijos, Moisés, en una investigación determina que la administración Reagan/Bush, con una fuerza de tarea del comando sur causaron la explosión de su avión. Este informe fue entregado a la agencia de inteligencia de los Estados Unidos.
Después de la muerte de Torrijos, dos comandantes jefaturan la guardia nacional. Yo asumo el mando dentro de la línea o cadena de comando, establecida por reglamentos panameños.
Las fuerzas de defensa se crean en base a los fundamentos y exigencias de los tratados Torrijos/Carter, para el relevo de las fuerzas militares en el año de 1999.
La organización de las fuerzas de defensa fue expuesta al comando conjunto de los estados unidos en Washington, y recibió las aprobaciones correspondientes, porque era la debida respuesta a las exigencias del nuevo tratado. Sin embargo aquí se habló de las fuerzas de defensa como algo extraño, pero su organización era profesionalmente una contraparte de la brigada militar americana acantonada en la zona del canal.
Claro está que las fuerzas de defensa cubrían otras necesidades internas del gobierno panameño, que era una potestad soberana de esa nación.
Pero sucede que, al yo asumir el mando, la administración Reagan-Bush confundió mi amistad y coordinación profesional con sumisión, dependencia y servilismo. Y cuando quisieron ir contra los intereses de mi patria, no acepté. Por ejemplo, querían continuar en la base militar de Fort Gulick, con la escuela de las américas; y yo le exigí la devolución de la misma en cumplimiento a los tratados Torrijos/Carter. Esta determinación mía y otras les hizo ver en mi un peligro para sus planes e intenciones.
Y así es que se desarrolla el caso contra el general Noriega.
Si el caso, su señoría, contra el general Manuel Antonio Noriega es entera y totalmente político, tal como usted, manifestó al primer día de conocerlo, cuando dijo que estaba “fraught with political overtones”.
Si, señor juez, es un fuerte olor político que se siente en el desarrollo de este caso: la muralla china del gobierno, los cipayos, las conferencias y consultas permanentes con Washington, esas son “political overtones” antes, durante y después, dígame usted, ¿su señoría?
Los alegatos, de estas dos administraciones presentadas a un gran jurado por medio de Jose Blandón. ¿Recuerda usted ese nombre, y otros que culminaron con los cargos de 1988 causantes de toda la infamia publicitaria y los horrores de una invasión satánica por los cuales estoy en el vientre del Leviatán?
¿Como se le puede justificar, su señoría, a este pueblo las mentiras de los cargos del documento original y de los testigos donde no coincidía, ni coincide todavía la esencia de los cargos, las mentiras y contradicciones de los declarantes? Y usted si sabe, señor juez, dentro de su duda razonable, que la teoría del indictment es contradictoria entre sí misma, en los hechos ocurridos y en sus personajes.
Por ejemplo:
1. ¿Dónde aparece el mil veces mencionado Julián Melo Borbua, en el indictment?
2. ¿Dónde aparecen los famosos hermanos Méndez en el indictment del gran jurado?
3. ¿Por qué el gobierno teniendo bajo su protección a Blandón y a Olarte, no los trajo a sentarse en el banquillo?
La respuesta, su señoría, es obvia. Son dos teorías totalmente opuestas. Por eso yo, creyendo que el jurado iba a estudiar los documentos, como me lo aseguraron mis abogados, pedí que el indictment original quedará sin modificación, para que los miembros del jurado sacaran sus conclusiones de estas contradicciones. No cree usted, señor, ¿que esto si es una duda razonable?
Por qué el gobierno encausó o amenazó a Blandón para que no testificará en este caso, después de haber sido el líder de la acusación ante el gran jurado, el congreso y las cadenas de televisión; ¿y lo obligó acogerse a la quinta enmienda de esta constitución? ¿No cree usted que aquí también hay “political overtones”?
Y pregunto: que razón le pueden dar a los ciudadanos de este país acerca de las grabaciones de mis conversaciones privadas y de abogado-cliente, hechas públicas con el argumento de que buscaban evidencias… ¡Ah, es decir, no tenían ninguna!
1. Qué justificación puede tener este país para causar la muerte a más de tres mil personas con el objeto de capturar un solo hombre?
2. Cuándo en la historia de los países civilizados de América se invade un país, con secuelas de destrucción y muerte, para derrocar y arrestar un líder extranjero en ejercicio de su mandato?
3. Qué explicación le puede dar esta administración a su pueblo para justificar una invasión armada en el año 1989 para sancionar supuestos actos ilícitos cometidos en 1984 contra este país?
4. Qué explicación hay en no aplicar la ley en este periodo de cinco años (1984–1989) y sin embargo, mantener una estrecha, directa y certificada relación, por documentos, con el autor supuesto de los delitos de 1984?
5. Qué justificación le puede dar esta administración a sus ciudadanos por un gasto de más de 250 millones de dólares para materializar un arresto?
6. Cómo puede explicar esta administración a su pueblo la conducta del pueblo panameño con la visita de su líder y presidente, George Bush, después de haberlos liberado de un “dictador monstruoso” en una demagógica “causa justa”?
7. Qué justificación puede dar la administración actual a los ciudadanos conscientes, y me permito citar el caso de una niña inteligente y receptiva, de un pueblo en la montaña, llamada Sarah York, quien decide ir más allá de lo que escucha, y no comprende. Decide escribirme y escucharme. Viaja a Panamá y vive en persona el sentimiento de nuestro país. Y a su regreso, le escribe a su presidente así: “fui a Panamá movida por la impresión de una monstruosa propaganda, y me di cuenta que él no era el monstruo que nos querían hacer creer.”, y nunca le contestaron.
Entonces, señor juez, como esta administración puede justificarle a la generación del año 2000, como Sarah York, por los pagos inmorales de dinero, ¿promesas de reducciones de sentencia y otros privilegios dados a notorios criminales buscados en las prisiones de este país y otros para testificar en mi contra?
9. Como se explica que de las 250,000 fotos incautadas en la invasión no existe ninguna sola de mi persona con los cabecillas del cartel en las supuestas reuniones de las que tanto se habló en esta sala? Más sin embargo, si existen fotos como esta de mi persona con el presidente de los estados unidos. ¿Por qué esta no la vio el jurado?
10. Que nombre se le puede dar a la acción de exigir y reclamar los derechos otorgados por la convención de ginebra a sus soldados como prisioneros de guerra en Vietnam y el golfo pérsico; ¿pero ignoran a otros como yo esos mismos privilegios y derechos?
Estos actos, señor juez, son los que sientan precedentes para que países con opiniones diferentes a los estados unidos, como Cuba, Irak, Libia, Sur África, Israel y otros tengan sus interpretaciones jurídicas opuestas, con sus propias justificaciones.
La millonaria maquinaria propagandista utilizada en mi contra por la administración Reagan/Bush, por cerca de cuatro años, no permitió que ninguno de los ciudadanos de este país se escapara de sus garras. Por lo tanto, no podía existir un jurado imparcial que no tuviese imágenes preconcebidas sobre este juicio. Y prueba de ello fue la expresión de uno de sus miembros cuando este juicio iba rumbo a un “mistrial” declarándose un “Dead lock” por parte de los señores del jurado el 8 de abril de 1992, el día antes del veredicto de este juicio político, al manifestar que “George Bush estaba esperando este veredicto”; finalmente, George Bush, el presidente de este país, los felicito con un cinismo imperial.
Pero le voy a dar más razones sobre mi persecución política:
Le digo a usted y al mundo que yo era el obstáculo de obtener bases militares en el canal a perpetuidad. Yo era el obstáculo para incumplir y desarticular los tratados de 1977.
Durante todo momento fui un celoso vigilante del cumplimiento de las cláusulas al pie de la letra, como quien reza un salmo bíblico, porque eso era el tratado de 1977 para Panamá: ¡una religión!
P. Por qué no se permitió ampliar sobre Grenada?
Q. Por qué no se dejó hablar sobre Cassey, las reuniones en mi residencia de altos del golf y en fuerte amador, y otros lugares clandestinos?
R. Por qué, si Manuel Antonio Noriega, es un delincuente las cartas firmadas en membrete oficial de los Estados Unidos por funcionarios de la DEA en cargo de administradores o en cargo de diplomáticos en Panamá siguen desde 1977 hasta 1988, 11 años de cartas: antes, durante y después de los cargos. Y aquí usted vio señor juez con que desfachatez hombres de posiciones respetables como Lawn, Bessinger y otros mintieron, diciendo que firmaban las cartas por diplomacia. Esta actitud es un insulto a los gobiernos de América Latina y una advertencia de que los documentos que firman los funcionarios norteamericanos no reflejan palabras de honor. Yo sé que, a usted señor juez, le incomodo como americano está repetida expresión de “… Bueno, yo firme esta carta con el sombrero de diplomático.”
S. Del misterioso viaje a cuba, no se permitió que se dijera que incluía la solicitud de visita de un alto emisario de la administración Reagan-Bush. Que después de mi visita fue a Cuba para abrir un canal de conversación. Pero esto no le conviene a la administración que se sepa, porque los cubanos en el exilio lo criticarían. Y aquí no se permitió que se diera el nombre del alto funcionario enviado por Reagan-Bush y recibido por Castro, después de mi intervención.
T. Aquí estos fiscales insultaron el prestigio de un líder colombiano, el Dr. López Michelsen; lo exhibieron como un narcotraficante; pero cuando él vino a miami a declarar desestimaron la citación que le habían hecho; por qué?
U. En igual forma sobre la mentira de la visita a Medellín, de haber sido cierta, el servicio de inteligencia colombiana hubiera tenido detalles o constancia de ella. Y el mismo Blandón le dijo al gobierno porque eso no podía ser.
V. Ellos, los fiscales, tuvieron tres veces aquí a Melo en el embassy suite de miami. ¿Y por qué no lo sentaron en el banquillo? Porque la versión de Melo me exoneraba. Melo nunca mencionado en el famoso indictment de 1988, pero es la estrella de este juicio.
Y hablando del indictment, su señoría, le aclaro ciertas inconsistencias que le pueden servir a usted como prueba del “political overtone” convertido en una persecución política. Es decir, como este indictment es el arma de estas dos administraciones para usar las cortes de justicia de los estados unidos y así lograr los goles políticos en su esfera internacional, como lo dicen aun sus propios representantes en la cámara de representantes de los Estados Unidos.
¿Sabía usted, su señoría, que, desde el inicio de mayo de 1988 hasta octubre de 1989, estas dos administraciones estaban dispuestas a firmar el levantamiento o cancelación de todos los cargos criminales contra mi persona a cambio de que yo les entregará el país para ellos imponer su gobierno, las cortes de justicia y su administrador del canal de Panamá?
La pregunta es: ¿por qué a los verdaderos narcotraficantes no les ofrecieron esto?
La respuesta es muy simple:
Ellos, además de ser criminales, no eran panameños y no podían ofrecerles a cambio, ninguno de sus intereses; ellos no podían ofrecer un territorio para bases militares, ni ellos podían ofrecer un canal más allá del año 2,000.
Bajo esta lógica, y más allá de la famosa duda razonable, quiere decir que cualquier líder o mandatario que no cumpla con los caprichos del establishment puede verse convertido en un delincuente, si actúa en contra de los intereses creados.
Puede verse chantajeado, con el desprestigio, la cárcel, o el despojo. Y más allá, puede llegar a ser privado hasta del derecho a existir.
Y esa es la razón por la que me querían muerto. Por eso, en pleno siglo XX, a un paso del tercer milenio, al presidente de la nación más poderosa del mundo se le hincho el pecho al ponerle precio a mi cabeza. ¡Ofreció un millón de dólares por mi captura!
Y los derechos del hombre, ¿dónde están?
Los acuerdos que quitaban los cargos y que el presidente Reagan espero para que yo los firmara antes de viajar a Rusia son la más clara explicación del “political overtone”.
Le leo del texto del documento que contiene en principio el acuerdo que fue rechazado por el general Noriega el 25 de mayo de 1988: “por el señor Redman: el sub-secretario Armacost continuará declarando públicamente y también se encuentra aquí el secretario de estado adjunto Abrams, de manera que ellos pueden contestar preguntas adicionales.”
Por el sub-secretario Armacost: “creo que el secretario ha hecho un esquema de los objetivos y el estado de estos. Creo que ustedes estarían interesados en conocer un poco más de detalles de lo que ha trascendido.”
Primero, junto con Mike Kozak, el coronel Gerry Clark ha estado participando como representante nuestro en todo. Del lado panameño, los principales interlocutores fueron Rómulo Escobar, principal líder político del partido PRD, el coronel Justines, jefe de estado mayor de las fuerzas de defensas de Panamá.
Los acuerdos que fueron tratados en forma muy detallada involucraban el desarrollo de los acontecimientos. Y los elementos de esos suspensión de las sanciones de la IEEPA por parte de nosotros, se anticipaba que el general Noriega daría un discurso en el cual haría una serie de declaraciones, entre ellas el anuncio de su intención de abandonar el puesto de comandante de las fuerzas de defensa de Panamá el 12 de agosto y un llamado a la asamblea legislativa para que aprobaran inmediatamente una legislación que confinaría los términos de cualquier comandante de las fuerzas de defensa a cinco años, con carácter retroactivo al 12 de agosto de 1983. En resumen, su término debería culminar el 12 de agosto como resultado de un cambio en la ley. Se pretendía que nosotros — en respuesta a una moción presentada por los abogados de Noriega de desechar las acusaciones en contra de él-accederíamos en una moción de continuarla hasta el 12 de agosto y acceder a la eliminación de las acusaciones por la necesidad de enjuiciamiento en caso tal que el llevase a cabo sus obligaciones de abandonar las fuerzas de defensa de Panamá el 12 de agosto
Pregunta: ¿qué había sobre su retorno? Usted no mencionó nada acerca de cuánto tiempo tendría que permanecer fuera de Panamá.
Sub-secretario Armacost: se contemplaba que estaría de viaje. Se esperaría que liquidará un pequeño negocio personal durante el periodo inmediatamente siguiente a su retiro, pero que en septiembre viajaría fuera del país, hasta, el periodo de elecciones en mayo de 1989, exceptuando una pequeña visita a su familia en tiempo de navidad.
Le leo también de las
Declaraciones del secretario de estado de los E.E.U.U., George Shultz, al fracasar las negociaciones con el líder panameño Manuel Antonio Noriega el 25 de mayo de 1988
“Hemos llamado de vuelta al negociador de los Estados Unidos Michael Kozak. En el momento final de las negociaciones, Noriega no aceptó continuar con el arreglo que sus representantes habían negociado. No se contemplan negociaciones futuras. Todas las propuestas consideradas durante estas negociaciones, han sido retiradas. No hay ninguna oferta sobre la mesa de negociaciones.
Pregunta: ¿tiene algo que ver las presiones políticas internas aquí con su decisión de retirar la propuesta?
Respuesta: no, no tiene nada que ver. Tenemos una propuesta sumamente sólida a pesar de que muchos la han criticado. Me he dado cuenta de esto a medida que la gente aprendió a apoyarla y a comprenderla un poco más. El apoyo ha aumentado considerablemente como algo muy importante. Está sumamente claro que Noriega y su gente entre los militares cercanos a él, vieron sin lugar a dudas lo que pretendía nuestra.
Propuesta: sacarlo de Panamá y sacarlo del poder. Ese es el objetivo, y por supuesto, crear una apertura política de manera que las fuerzas de la democracia y la libertad, pudieran entrar en esa apertura y hacerse cargo de ella y nosotros continuaremos luchando por lograrlo y seguiremos junto al pueblo panameño con ese propósito.
¡Si este pueblo hubiese conocido esta propuesta!
¡Si el mundo hubiese leído este documento!, sentirían la repugnancia que yo viví en ese momento. Y no me arrepiento de haber despreciado esa miseria humana y de estar sufriendo en carne propia sus consecuencias, porque no llevo en mi conciencia el peso de haber vendido mi país, que se llama Panamá, por propuestas materialistas.
Y si ese es el precio que estoy pagando a cambio de mi libertad, dignidad y de mi lealtad a la patria que me vio nacer.
¡Bien poco es ese precio!
Estas dos administraciones han dirigido su política con la espada y no con la pluma, como lo ha demostrado su actual presidente con el imperial desprecio a los leyes internacionales, con el uso desbordado y descontrolado de su fuerza poderosa, como si el presidente George Herbert Walker Bush fuera el “dueño de la eternidad”. Y así, dentro de su filosofía de reacción, ignora los estatutos institucionales de las naciones unidas, de la O.E.A., de Ginebra, y de la corte internacional de la haya.
Y digo hoy, aquí y ahora, que ser el policía del mundo es una profesión altamente costosa; no solamente en prestigio, sino también en economía. Por ejemplo, por esos 200 o 300 millones de dólares que costó la invasión a Panamá, cuantos problemas internos de este país de los desalojados, desempleados, familias sin casa, en Los ángeles, en Nueva York, en Miami, ¿hubiesen sido solucionados?, tal como dijo la oradora de los graduandos de Welsley College, recientemente:
“No tenemos necesidad de que nos hablen de un mundo idealizado que nunca fue tan virtuoso y despreocupado como algunos quieren pensar. Necesitamos comprensión y una mano que nos ayude a resolver nuestros problemas. La amenaza de nuestros enemigos de la guerra fría ha sido reemplazada por nuestro propio imperio-indiferente nacional, que tolera familias separadas, hijos sin padres, escuelas con problemas, una pobreza ascendente, racismo y violencia cada vez mayor. Este gobierno ha politizado los problemas locales y no ha prestado atención con anterioridad.”
Si, señor juez, esta administración no ha prestado atención anteriormente porque andaba de ronda, inspeccionando las “venas abiertas de América Latina” dirigiendo la política interna de nicaragua, honduras, Panamá, Perú, Brazil, Cuba, México, argentina, y era indiferente e insensible al crimen, la corrupción y la violencia de sus propias calles, con secuela de enfermedades sociales, como el S.I.D.A. pero aseguro que estas dos administraciones justificaron sus acciones con el experto y refinado uso de la propaganda: superando en ello, o sea, en su propaganda estatal o guerra psicológica al Goebbels de los tiempos de la Alemania nazi de Hitler.
Con ese mismo uso, abuso y poder utilizaron el quinto capítulo del manual militar sobre la propaganda gris, de crear primero un demonio, y luego, quemarlo en la hoguera.
Y así distorsionaron la imagen de la república de Panamá, y con ella a sus dirigentes civiles y militares.
Los titulares demoníacos contra el general Noriega fueron diseñados para psicológicamente preparar la población para la necesidad de mandar soldados norteamericanos a matar y ser matados. Pero observadores cautelosos de la política extranjera de los Estados Unidos saben que el apoyo a gobiernos dictatoriales y corruptos de otros países en centro América, indica que debe haber otros motivos para explicar la decisión de la administración de Bush para iniciar la guerra.
Amplia evidencia revela que el gobierno de los estados unidos y el pentágono planificaban derrocar el gobierno panameño y reemplazarlo con un régimen subservidor que renegociará las provisiones claves del tratado de 1977 del canal de Panamá.
Mientras que creaban descontentos sociales, a través de estrangulación económica, el pentágono elevo su presión psicológica aumentando las provocaciones militares; esto incluía tropas de los estados unidos cerrando vías, registrando ciudadanos panameños, confrontando miembros de las fuerzas de defensa de Panamá, ocupando pueblos pequeños en el interior por numerosas horas, volando sobre el territorio panameño con equipos bélicos sin permiso, y rodeando edificios públicos con sus tropas.
El 3 de octubre de 1989, un coup d’etat con pleno apoyo de esta administración por parte del comando sur fracasó en su intento de asesinarme. ¿Que reacción tuviese el pueblo americano si un líder, de un país extranjero mal aconsejado hubiese atentado un acto similar contra el presidente americano?
Además, durante las elecciones presidenciales en Panamá, el departamento de estado de los Estados Unidos gastó 10 millones de dólares, dinero de este pueblo, para financiar los candidatos de oposición. Esto es equivalente a este gobierno gastando un billón de dólares en sus propias elecciones. Para que pueda comparar esta cifra, sería equivalente a cinco veces los gastos de Michael Dukakis y George Bush combinados en las últimas elecciones.
Finalmente, la hipocresía llegó a su más alto nivel, cuando la administración de Bush inicialmente justificó la invasión, diciendo que yo había declarado guerra contra los Estados Unidos.
Nunca, ni la asamblea nacional de Panamá, ni yo, declaramos la guerra contra los Estados Unidos.
Esto no es sorpresa para nadie, pues, a quien se le puede imaginar que un país como Panamá, que contaba con 6 mil hombres, en dos batallones de combate, se confronte contra el país más poderoso del mundo, con 16 mil hombres de combate, acantonados en su propio territorio. Lo que la asamblea nacional de Panamá hizo, en diciembre 15 del 1989, fue pasar una resolución, basada en el fallido atentado de octubre 3 de 1989. Apoyado por los Estados Unidos, diciendo que existía una condición similar a un estado de guerra.
Su señoría, por consecuencias de todo lo que le acabo de exponer y por la persecución infame e injusta de mi familia denunció:
1. Las acciones de hecho, y no de derecho, que se toman contra propiedades de nosotros, obtenidas antes y fuera de los cargos de este pliego.
2. Mis propiedades herencia de mi hermano muerto y otras cuentas bancarias.
3. Todos los bienes retenidos, por orden de los estados unidos a los funcionarios panameños, que atentan contra cuatro mujeres indefensas que no tienen por qué pagar circunstancias ο persecuciones contra el cabeza de familia. Nunca en la historia de Panamá se ha perseguido a las familias por la posición política del cabeza de familia. Esto es un mal precedente para todos, especialmente para los que lo empezaron.
¿Por qué si Panamá es una democracia impuesta por la invasión de Estados Unidos, no le permiten el regreso a su patria a esas mujeres de mi familia?
¿Por qué esta administración le ordena al gobierno instalado por la invasión de Panamá, que persiga a mi familia en el exilio y a mis familiares y amigos sin delitos en Panamá?
La respuesta, señor juez es porque esta administración no solamente le miente a este pueblo, sino que lo traiciona.
Por mi parte, yo acuso a George Herbert Walker Bush de:
1. Ejercer su poder y autoridad para influir y subvertir el sistema judicial americano a fin de condenarme.
2. De genocidio, por haber dado la orden del bombardeo masivo contra la población civil de Panamá, causando la muerte de más de 5,000 habitantes.
3. De experimentar con poblaciones civiles la tecnología bélica más sofisticada de su ejército invasor, como el uso de los “Stealth fighter bomber”, bombas de “Closter” con “Flechettes” y lanzallamas especiales para la destrucción de cadáveres.
4. Lo acusó de destruir las viviendas de 10,000 familias en “el chorrillo”, y no cumplir con las promesas de indemnización.
5. De empobrecer al pueblo panameño con mentiras de ayuda económica, que no se cumplirán.
6. De no pagar los daños ocasionados por la acción de guerra de sus tropas en los locales comerciales de la ciudad de Panamá.
7. Lo acusó de planear la destrucción de la soberanía de Panamá y las fuerzas de defensa de Panamá, para con eso retener las bases militares después del año 2,000 y no devolver el canal de Panamá a sus legítimos dueños.
8. De crear crisis a los gobiernos de América Latina que no estén alineados con su política demagógica de “el nuevo orden”.
9. De sabotear el acuerdo tripartita con el Japón para la construcción de un nuevo canal en Panamá.
10. De ser responsable del apoyo encubierto militar y económico de los “contras” en Nicaragua.
11. De ser el autor intelectual y conspirador del sabotaje que empezó en octubre 31, 1976 sobre las instalaciones civiles americanas de la zona del canal de Panamá.
¡De todo esto y más, él es culpable, y hoy, aquí, lo denunció ante el pueblo americano y el mundo! Gracias, su señoría, por esta conversación.
Estoy bien de salud. Si algo me sucede, enfermedad extraña o accidente, mientras esté en territorio americano, hago responsable al señor George Herbert Walker Bush, y colocó de testigo al pueblo americano y al mundo.
A los panameños, recuerden que no habrá canal panameño en el año 2,000; no habrá ejército, ni fuerzas armadas patrióticas y nacionalistas; pero sí habrá una ostentosa e insultante presencia extranjera con tropas y bases de guerra estadounidenses.
Sin embargo: no hay invasión armada que mate un ideal; ¡no hay sentencia que calle el grito de liberación de Panamá en su lucha por un solo territorio y una sola bandera y sin tropas extranjeras!
Panameños, los imperios, como el de babilonia y el romano, caen como el muro de Berlín. ¡Y solo Dios es el dueño de la eternidad!
Agradezco a los fiscales la solicitud de mi pena en decenas de años, perpetuidad o fusilamiento… Sin embargo, “Dios es mi pastor, y con él no temo”.
Invoco, señor juez, la alianza nueva de Jeremías “vendrán días en que yo pactaré con el pueblo de Israel una nueva alianza. Pondré mi ley en su interior; la escribiré en sus corazones yo seré su dios, y ellos serán mi pueblo. Tú juzgarás a tu pueblo, pero yo te juzgaré a ti”.
Señor juez Hoeveler, he dicho mi verdad resumida fundamentada en hechos y no en sofismas bajo la responsabilidad cristiana de que dios es el que conoce el corazón de los hombres, y a él, no se le puede mentir.
Señor juez, me he dirigido al cristo que mora en su consciencia de hombre, sabiendo que dios escribe recto en caminos torcidos, invoco para usted la inspiración del espíritu de sabiduría y de la justicia divina en su decisión de humano.
Doy gracias a dios por haberme escogido dentro de tantos panameños para encontrarme aquí, en esta dura prueba, cumpliendo la misión que él me ha impuesto.
Sin embargo, alabo a dios por haber sido usted el juez de este caso.
Sin embargo, alabo a dios por los insultos de estos fiscales.
Y alabo a dios por esta circunstancia, sabiendo que él es el único director de las circunstancias.
Alabo a dios por haber preservado mi vida durante la guerra de invasión a Panamá, y porque él cuida de mi familia errante por el mundo y viviendo en el exilio; porque él es mi pastor. Estoy en paz conmigo mismo, con el tiempo la historia manifestara las mentiras que fueron dichas sobre mí en esta corte, y la historia también registrará que en este día dije la verdad.